11.1.08

Corazón, ¿qué haces tú aquí?

Es que no me he podido resistir a colgar en el blogg la noticia que acabo de leer, para que ustedes se sorprendan, entristezcan, alborocen, o lo que tengan a bien sentir ante la sorpresa con que se encontró el bueno del pobre polaco que la protagoniza. O no tan bueno ni tan pobre, que todo puede ser.
El caso es que el hombre acudió a un antro de los de comercio carnal, ya saben, de los de tabicar el cacho a cambio de unos leuros, que son los mismos leuros de aquí y además está visto que sirven para las mismas cosas. El hombre, decía, entró en el puticlub para pasar un rato caliente y húmedo antes de ir a casa, y, zas, hola bonita, así de espaldas ese culito respingón me recuerda a alguien y no sé muy bien a quién y... uy, corazón, ¿qué haces tú aquí?

No sé muy bien si fue el hombre, asustado, sorprendido, acojonado, dolido, quien peor lo pasó en aquel antológico momento, o si lo fue la parienta, la mujer, la esposa, vaya, por si no se habían dado cuenta ustedes de por dónde va la historia, que en lugar de trabajar en el supermercado donde se suponía que se ganaba el sueldo andaba de pluriempleo ejerciendo la más antigua profesión del mundo para sacarse un plus. Y el hombre dice que pensaba que estaba soñando, bendito él. Aunque, claro, ante el "amorcito, ¿qué cojones haces tú trabajando en un puticlub?" siempre una puede responder con el "Yo trabajar. Pero y tú, petardillo mío, ¿qué coño se supone que haces tú gastándote nuestro dinero en un puticlub?"

La cosa es que andan en trances de divorcio y esas cosas desagradables. 14 años casados, y va y se divorcian por compartir la afición del uno con el trabajo de la otra. O a lo peor es porque la señora se negó a ejercer gratis con su marido, que en el trabajo con las cosas del comer no se juega.
Con lo de jugar con las cosas del comer yamentiendenustedes...

Aquí el enlace a la noticia.

5.1.08