Pues no.
Una mierda va a durar unos días.
Que hoy es 28 de Octubre, joer ya, un poco de piedad, oigan, y ayer 27 me topé con un Madrid desconocido, sus arterias principales todas toditas engalanadas con las iluminaciones navideñas preparadas para iluminar con esa voluptuosidad incompresible, que es lo suyo, y los cortingleses petadas sus fachadas de acebos navideños y marionetas de críos felices desocupados. Dos meses antes de cuando toca, por dios, dos meses enteros de saturación televisiva con anuncios de juguetes a saco, dos meses de pasear por los supermercados y ver más y más turrones cada año compuestos por ingredientes más bizarros, no sé, como chocolate de la Alcarria con anchoas, dos meses de sonreír, oigan, qué bien, venga a cuento lo de sonreír o no venga a cuento, dos meses de consumismo desaforado y feliz. Para que luego digan que no somos esclavos, y de segunda.
Y menos mal que al gordo de rojo aún no lo he visto, porque ése ya me pone de los nervios. Aunque, para qué voy a engañarme, seguro que el joputa ronda ya por aquí. Idea suya debe ser todo esto, para hacer el Agosto en Diciembre.
Qué digo en Diciembre, en Octubre.
Feliz Navidad, cagontó.